Posts Tagged ‘Adolfo Plasencia’

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Las ciudades inteligentes del presente hacia el futuro

septiembre 10, 2012

Los beneficios que obtenemos del uso de las tecnologías es lo que promueve una nueva cultura y no tanto los avances tecnológicos en sí, según afirmó en su día el programador, profesor y fundador  del movimiento por el software libre, Richard Stallman. Se puede decir que esta es la máxima en la que se fundamenta el progresivo incremento de espacios inteligentes en nuestras casas, calles y todo tipo de lugares públicos y privados, que está generando el progresivo despertar de las ciudades hacia la planificación de las smart cities o urbes inteligentes.

Según el profesor Adolfo Plasencia los ambientes inteligentes son “aquellos espacios concretos en los que actúan sistemas electrónicos y de comunicaciones wireless, sensibles a la presencia de las personas, en los que, los artefactos conectados ‘saben’ que estamos ahí y son capaces de interactuar con nosotros e incluso anticipar deseos de las personas sin su mediación consciente”.

Partiendo de esta base, las smart cities se pueden considerar como la aplicación de estos ambientes a mayor escala. Se trata de ciudades mejor gestionadas que permitan mantener la calidad de vida y el cuidado medioambiental. En ellas se consigue más con menos, utilizando los avances tecnológicos y las posibilidades de internet para que las urbes sean más eficientes y facilitar la vida a sus habitantes, al tiempo que se ahorran recursos económicos, tal y como se explica en el informe de conclusiones del IV encuentro de “Diálogos en la Granja” celebrado hace unos meses.

En el año 1999 Donald A. Norman predijo en su libro “El ordenador invisible”, que el crecimiento exponencial de las tecnologías iría encaminado a la creación de computadoras, programas y aplicaciones informáticas cada vez más sencillos de utilizar, más accesibles, transparentes y adaptadas a las necesidades de los usuarios para mejorar nuestras vidas.

En esta línea, y aunque tal y como firma el profesor Adolfo Plasencia, es aún difícil de explicar al ciudadano medio el significado del concepto ambiente inteligente (Aml) (pues se trata de una terminología que comienza ahora a difundirse y que prácticamente no es conocida por la población), se da la paradoja de que vamos en aumento los usuarios de esta informática invisible, de forma cotidiana y sin darnos cuenta (pervasive computing). Por ejemplo, es habitual que hoy en día casi todos poseamos soportes móviles del tipo smartphones, cuyo uso es necesario en algunas ciudades españolas que comienzan a transformarse en ‘inteligentes’.

En resumidas cuentas, el objetivo que se persigue con estas smart cities es mejorar la calidad de vida del ciudadano y su participación, al tiempo que conseguir su desarrollo sostenible, demostrando que el respeto al entorno comienza a estar estrechamente ligado a los conceptos de comodidad e innovación tecnológica, tendentes también a un ahorro energético y económico. Para alcanzar esta finalidad las nuevas tecnologías y su integración son la base sobre la que funcionan, tal y como queda de manifiesto en el siguiente vídeo.

Informe Semanal – Smart Cities

A similares conclusiones llegaron los doce expertos que participaron, el pasado mes de abril, en el encuentro Diálogos en la Granja, organizado por la asociación Quiero salvar el mundo haciendo marketing y dedicado este año a las Smart Cities, concretamente al papel de los ciudadanos en ellas.

El informe de conclusiones es determinante en cuanto a la necesidad de la progresiva incorporación de pueblos y ciudades a este nuevo concepto de convivencia, empezando desde lo particular (barrios) a lo general, para lo que recomiendan la implicación de administraciones públicas, entidades privadas y la formación y participación directa de los ciudadanos. Con esta finalidad ofrecen una serie de propuestas e ideas tendentes a tal colaboración, como la creación de barrios inteligentes, fomentando el uso más racional de los servicios, para lo cual las tecnologías de la información y la comunicación resultan claves pues además servirán para propiciar cambios de conducta hacia pautas más sostenibles.

Para ello es básico mantener a los ciudadanos informados y conectados con la realidad en la que viven y las transformaciones que se propiciarán en sus lugares de residencia. Por esto, en el citado encuentro se apostó además por hallar el equilibrio entre el concepto de espacios físicos de reunión, que siempre se ha tenido en las ciudades, y los encuentros en lo digital. Se trata de encontrar un nuevo modelo híbrido que fomente los intercambios entre ciudadanos de manera física y virtual.


Diálogos en La Granaja: smart cities, ¿en qué barrios queremos vivir?

En España son varias las ciudades que han comenzado a agregar entre sus planes la implantación de estas infraestructuras invisibles, para transformarse en una smart city, con proyectos pioneros como Málaga (que hasta la fecha está considerada como la más “inteligente” del país), Barcelona, Valladolid, San Sebastián o Madrid. Cada una ha ido implementando propuestas en las que facilitan la sustancial mejora y eficiencia de determinados servicios públicos, como obras, alumbrado, tráfico, abastecimiento energético o transporte, utilizando las TICS combinadas con los dispositivos móviles que emplean los ciudadanos.

Lo deseable es que la utilización de estos programas y aplicaciones se generalicen, sin embargo existen muchas ciudades –principalmente medianas o pequeñas- que mantienen serias reservas al respecto e incluso por ahora no se plantean abrir sus fronteras a la implantación de sus servicios con tecnología inteligente. La principal causa de sus reparos, no es otra que la inversión económica a la que han de proceder. Sin embargo, es precisamente el gran ahorro energético y monetario que a medio plazo proporciona este modelo de funcionamiento, el principal beneficio y causa por la que en este siglo XXI deberíamos llegar a su uso por parte de todas las ciudades españolas, ¿será así?.

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¿Somos libres utilizando la nube?

julio 10, 2010
En Internet cada ordenador y cada dispositivo móvil forman parte de la nube, palabra que se utiliza como metáfora de Internet.

La computación en nube (Cloud Computing) es una tecnología que nos permite utilizar aplicaciones o recursos que están alojadas en la Web.

Ejemplos de estas aplicaciones o recursos podemos verlas cuando sacamos fotos con nuestra cámara digital, las pasamos a nuestro ordenador y las subimos a Internet (a Picasa de Google, a Flickr,…) para enseñárselas a nuestros amigos, bien a través de un ordenador o bien a través de un dispositivo móvil; cuando utilizamos Dropbox como un espacio de almacenamiento para poder acceder a él desde varios lugares (ubicuidad) o compartir nuestros documentos…

Según Dolors Reig en ¿Qué es el Cloud Computing? Definición, tendencias y precauciones, es lo que llevamos haciendo desde hace tiempo con la Web 2.0. Y definido de otro modo «sería la tendencia a basar las aplicaciones en servicios alojados de forma externa, en la propia Web».

Podemos encontrar diferentes «términos relativos al tema:

  • Web OS: Sistemas operativos para la Web.
  • Ubicuidad: El hecho de que nuestros datos o aplicaciones estén disponibles desde cualquier lugar.
  • Web 4.0: El término que se impondrá para definir esta Web ubicua y que se desarrollará en paralelo a la Web 3.0 ya mimetizada con lo semántico».

Pero tenemos que tener en cuenta, como afirma Richard Stallman en la entrevista realizada por Adolfo Plasencia para Innovadores de El Mundo que el término computación en nube «es mejor no usarlo porque es muy vago… Cuando dicen usar ‘la nube’ se refieren a usar la red para algo, pero no sabes a qué se refieren exactamente. Hay maneras buenas, útiles y éticas de usar la red y otras que no lo son. Con ese término no está claro a cuáles se refieren».

¿Somos libres con la computación en nube?

Cada día nos acercamos más a la ‘nube’, vamos utilizando sus aplicaciones y también sus recursos. Con ella nos olvidamos de instalaciones, de actualizaciones, pero ahora bien, ¿somos libres con ella? Como dicen en el blog Somos Libres «convertimos nuestro ordenador en una ‘televisión con teclado’ en la que se ejecutan programas con un código que nunca veremos, y en el supuesto de que sea abierto nunca lo llegaremos a saber, es un código que se almacena en un servidor que no tenemos a nuestro alcance».

Como afirma Richard Stallman «con el software como servicio no tienes el código fuente y si lo tienes es muy difícil estudiar lo que realmente hace el programa informático y cambiarlo para adaptarlo o mejorarlo. Con el software como servicio envías tus datos a un sitio Web. Este sitio hace tu informática y recibes los resultados, pero no el código fuente ni la versión ejecutable y es totalmente imposible saber lo que hace este servidor y también cambiarlo… Si usas un programa propiedad de un proveedor, o el servidor Web de otra persona, entonces quedas indefenso».

Tim O’Reilly propone como solución los FLOSS o sistemas operativos libres para la nube y nosotros somos los que tenemos la opción de elegir: «el valor está en trasladar lo que ya se ha hecho con el software libre a esta nueva capa, llamada Web 2.0, que consiste en aplicaciones conducidas no sólo por software sino también por los efectos de redes de bases de datos potenciadas por las contribuciones de los usuarios».

En definitiva, como nos dice Dolors Reig, como prosumidores «debemos elegir alternativas que nos ofrezcan el mayor grado de libertad, interoperabilidad y autocontrol posible». Y los desarrolladores trabajar en «las opciones que mejor defiendan la libertad de todos».

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Natalia Navas trabaja frente al mar

May 25, 2010


Gracias a las tecnologías digitales podemos aprender de forma ubicua, es decir, en cualquier lugar, incluso frente al mar como podemos observar en la fotografía.

Bill Cope y Mary Kalantzis en su libro Aprendizaje ubicuo (Ubiquitous Leraning) nos dicen que éste «representa un nuevo paradigma educativo que en buena parte es posible gracias a los nuevos medios digitales».

«Lo que nosotros entendemos por aprendizaje difiere en buena medida de lo que normalmente se entiende por ello. Tradicionalmente, el aprendizaje se ha configurado como un proceso mediante el que el aprendiz entra en contacto y absorbe –como si fuera una esponja- conocimiento o destrezas, de alguna fuente autorizada. Esta definición ya no es suficiente para describir la convergencia de las condiciones del conocimiento en la sociedad de la información. Las teorías más avanzadas sobre el aprendizaje sostienen que los aprendices no absorben de forma pasiva el conocimiento personalmente significativo, sino que más bien lo crean de forma activa, a partir de su experiencia del mundo. En la actualidad, el aprendizaje a través de la creación de conocimiento va más allá del diseño de la comprensión en los límites de nuestra cabeza, por así decirlo. Desde el momento en que usamos la tecnología web para darle sentido al mundo que nos rodea, a través de blogs, wikis, mash-ups, podcasts, software social, mundos virtuales, medios de código y acceso libre, y otras muchas prácticas online existentes y emergentes, las construcciones de nuestra propia comprensión en desarrollo pasan a ser información disponible en la esfera pública. Resumiendo, el proceso y los productos del aprendizaje están confluyendo vertiginosamente en un compromiso de conocimiento ubicuo. Las implicaciones de esta profunda transformación -para la educación formal, para las comunidades online, para la evolución de las definiciones de conocimiento público, para la interconectividad global, para el desarrollo económico- no pueden desestimarse.»

Podemos leer y descragarnos el primer capítulo del libro Ubicuitous Learning (pasgs 1-14) traducido al catallano en: http://www.nodosele.com/blog/wp-content/uploads/2010/03/Cope_Kalantzis.Aprendizajeubicuo.pdf

Además de aprender ubicuamente, gracias a las tecnologías digitales, como nos dice Adolfo Plasencia, podríamos dibujar, diseñar, crear contenidos para la Web, hablar con nuestr@s amig@s…