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La foto de Candela

septiembre 23, 2014

Muchas son las voces críticas hacia Whatsapp, esa aplicación de teléfono móvil que ha revolucionado nuestra forma de comunicarnos, y que efectivamente, como sus detractores claman en ocasionas provocan una dependencia excesiva en los usuarios que llevan a situaciones ridículas en la que la gente se junta y ni se hablan porque están pendientes continuamente de su teléfono, sin embargo, y quizá sea por esa necesidad de tener a tu gente cerca cuando vives fuera de España, a mi me encanta, me hace sentir mucho más cerca de tanta gente, gente con la que no hablaría ni sabría como le va en la vida si no fuera por Whatsapp.

  La semana pasada mi primo Pablo fue padre por primera vez, a Pablo lo quiero, mucho, pero no nos vemos ni hablamos tanto como debiéramos, no por nada, ni siquiera por dejadez, pero desafortunadamente nuestro tiempo es limitado y es materialmente imposible mantenerse en contacto constante con todas las personas a las que queremos.

Y entonces apareció whatsapp, y lo que es mejor, los grupos de Whatsapp, y entonces mis primos, maravillosos todos, pero sobre todo muchos, 28, hicimos uno, 23 integrantes para contarnos que tal nos va todo, alegrías, tristezas o simplemente que nos estamos tomando una caña y un pincho de tortilla, Rafa desde L.A., Ángela desde Estambul, Paula desde Lecce, mi hermana desde Burgos, Carlos siempre sorprendiéndonos desde un lugar y una aventura distinta y Pablo y muchos otros en Madrid.

Foto Candela Juan Arroyo

Ahora sabemos cuando cada uno está alegre o triste, se ha ido de cañas, se ha torcido un tobillo.. o ha sido padre, y Pablo nos manda fotos de su preciosa Candela, y nos reímos, y estamos juntos. Y entonces a alguien se le ocurre mandar una foto imitando a la pequeña recién nacida, y luego otro… y claro, todos. Tres continentes, distintos países con sus desfases horarios, pero tan cerca gracias a algo tan aparentemente simple como un teléfono móvil, en cualquier lugar y en cualquier momento, un mensaje o una foto nos acerca, esbozamos una sonrisa y nos recuerda a esa infancia cuando pasábamos los veranos juntos en la huerta de Villadiego.

Y resulta que no solo nosotros, los más jóvenes y acostumbrados a las nuevas tecnologías utilizamos Whatsapp, si no que mis padres, mis tíos, etc., quienes, en muchos casos no sentían ninguna atracción por estas “modernidades” han visto su utilidad, tienen su propio grupo y se han convertido en usuarios de una aplicación como esta, pero también de unos teléfonos móviles “inteligentes” que si no, nunca hubieran necesitado, también recibieron la foto de Candela, y también mandaron sus particulares imitaciones.

La foto de Candela es, quizá una tontería para la mayoría de los que leéis esto, pero a mi me hace sentir que no vivo lejos, que en cualquier momento y desde el salón de casa puedo pasar un rato con 23 de mis primos y recordar lo afortunados que somos…

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¿Es necesaria una dieta digital?

junio 12, 2014

En la sociedad actual, los medios digitales se han convertido en una parte importante (a veces imprescindible) del trabajo y del ocio. Raro es el empleo en el que no se utiliza un ordenador, un smartphone o una tablet. Incluso la gente sin empleo tiene en Internet la mayor fuente de búsqueda de trabajos a nivel mundial. Pero es que además, estas tecnologías se han apoderado de nuestra vida personal: contactamos con nuestros familiares y/o amigos a través de Whatsapp o Skype, compartimos nuestras fotografías y pensamientos con cientos de ¿amigos? en las redes sociales, twitteamos, enlazamos, subimos, bajamos…

No se puede discutir que las nuevas tecnologías y especialmente Internet han cambiado nuestra vida y, sobre todo, nos la han facilitado mucho. Pero como todo, el uso abusivo de algo puede llegar a convertirse en un problema. Ante la situación alarmante de muchos individuos que no han sabido adaptarse a la tecnología de manera funcional y ésta ha absorbido sus vidas, surge el concepto de “dieta digital”.

La dieta digital

La dieta digital podría considerarse como un proceso en el que liberarse de esos “kilos de más”, entendiendo por kilos la cantidad de tiempo que perdemos delante del ordenador y demás dispositivos tecnológicos sin ser necesario.

¿Cómo saber si nos tenemos que poner a dieta?

Daniel Sieberg, autor del libro “The Digital Diet” y experto en tecnología de Estados Unidos, nos propone una especie de “calculadora” para saber la dependencia que tenemos de nuestros dispositivos. De hecho, el modo de calcular el e-peso nos recuerda al modo de proceder con el índice de masa corporal, aunque el autor indica que no hay una fórmula mágica, sino más bien un decálogo. Consiste en sumar lo siguiente: 3 puntos por cada teléfono móvil del que se dispone, 5 por cada servicio de sms, 1 por cada ordenador portátil, 1 por cada ordenador de sobremesa, 2 en el caso de tener una tablet, 1 por cada libro electrónico, 5 por cada identidad en Internet, 2 por cada cuenta de correo, 1 por cámara digital, 2 por cada blog que se escribe y 1 por cada aparato que necesite cargador. Una vez sumado todo, sería preocupante si el resultado va de 25 a 35 puntos y se podría hablar de adicción a partir de 36. Todo esto, claro está, con todas las salvedades posibles.

A partir de este cálculo, el autor propone una desintoxicación completa en cuatro pasos para volver a tomar conciencia de lo que la tecnología supone en nuestra vida y comenzar a usarla de nuevo poco a poco. A pesar de esto, Sieberg no se declara anti-tecnológico, simplemente entiende que la tecnología hay que usarla con cautela y sin obsesionarse.

 

Daniel Sieberg Post Marta

Un experimento… o más de uno

Llegados a este punto nos podemos empezar a preguntar si utilizamos la tecnología más allá de lo que somos conscientes, si podríamos vivir prescindiendo de ella unas horas al día o simplemente si podríamos eliminarla totalmente de nuestras vidas. ¿Cómo sería nuestra vida sin tecnología? Hubo un momento en que las comunicaciones eran a través del teléfono fijo, nos enviábamos cartas, leíamos las noticias en el periódico o las veíamos en televisión (a las horas prefijadas) y nos enseñábamos las fotos en álbumes de hojas reales. Por no ir más atrás en el tiempo.

Aunque la mayoría de nosotros no nos lo planteemos, sí que ha habido algún experimento más o menos drástico en relación a este aspecto.

Un ejemplo de ello es la familia canadiense de los McMillan, que en 2013 decidieron volver a la situación tecnológica de la que gozaban en 1986 (año de nacimiento) para evitar que sus hijos se hicieran adictos a la tecnología. Para ello volvieron a utilizar el video Beta, el radiocasete y las enciclopedias. Uno de los muchos aspectos positivos que vieron fue que la comunicación entre ellos había mejorado mucho.

Otro caso quizás más conocido es el del periodista Paul Miller, cuyo reto personal fue desconectarse de Internet durante un año entero. En este caso, no desconectó de la tecnología, de hecho, sus experiencias las fue escribiendo a través de su ordenador (sin conexión) y las llevaba en un pendrive a la redacción donde un colega las subía a la web. El experimento empezó como una hazaña, sentimiento que tenía el protagonista, ya que al principio notó la liberación que suponía no estar conectado continuamente, físicamente se sentía mejor ya que tenía que desplazarse para ver a sus amigos y comunicarse con ellos, respondiendo cartas que le enviaban a través de un apartado postal que tuvo que contratar… Sin embargo, con el paso del tiempo llegó el hastío, el cansancio que le suponía el quedar con la gente que vivía cerca con la que poco a poco dejó de comunicarse, el llegar a un aislamiento social debido a que no conocía las novedades al momento, la imposibilidad de comunicarse con las personas que se habían cambiado de domicilio y no podía localizarlas…

Lo que iba a ser un experimento grandioso y revelador, acabó en una entrada de un blog (finalizado el año de desintoxicación) cuyo título fue: “I’m still here:L back online after a year without the internet” que empezaba diciendo: I was wrong. La conclusión fue que aunque estaba viviendo algo real durante ese año, no fue de todo real. Estar conectado es más importante que vivir aislado en sociedad.

Y ahora llega el momento de autorreflexión:

¿Seríamos capaces de someternos a un experimento similar?

¿Es necesaria una desintoxicación de vez en cuando?

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Hipster & Geek y los usos de la tecnología

junio 7, 2014

Los dos relatos que siguen no son más que una parodia. No pueden tomarse en serio. Pero sí deberían servir para una reflexión sobre el uso y adopción de las tecnologías. ¿Con cuál te identificas más?

Hispster & Geek. Edición: Blanca Rodríguez-Nogueras Candau 

El hipster

La penúltima gran cosa que he hecho ha sido apagar el router. No sé si era por la lucecitas siempre intermitentes o por las ondas inalámbricas que emitía, pero notaba que ya me estaba produciendo un gran dolor de cabeza. Ahora, cuando lo necesito, utilizo el de mi vecino.

La última gran cosa que he hecho ha sido cambiar el iPhone por unAlcatel One Touch Easy. Me encanta el aspecto vintage que tiene. Y es estupendo, además, saber que si me quedo sin batería lo puedo seguir utilizando con unas pilas.

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Móviles: hispter y Geek. Imagen: Blanca Rodríguez-Nogueras Candau

La última gran cosa que he hecho ha sido cambiar el iPhone por un Alcatel One Touch Easy. Me encanta el aspecto vintage que tiene. Y es estupendo, además, saber que si me quedo sin batería lo puedo seguir utilizando con unas pilas.

Estos dos simples hechos me han permitido desconectarme de gran parte de mi círculo social. Ellos se lo pierden. No se han dado cuenta todavía de que viven prisioneros de su dependencia… de sus redes sociales llenas de embaucadores… No pueden disfrutar, como yo, de un libro con sus olores a papel, tinta y polvo mientras escuchas ese grupo de folk que sólo 20 personas en el mundo conocemos y ese vino que recomendaron la semana pasada en un blog de los que sigo. ¡Porque tampoco es cuestión de no enterarme de las novedades!

Aún puedo diferenciar el ocio del trabajo gracias a que tengo una tablet en la que leo periódicos internacionales y un portátil con el que me bajo al bar de la esquina para trabajar en los ensayos que escribo para el máster de la UNED. Busco el bar de barrio para evitar distracciones, nada de cupcakes y decoraciones artísticas, pero al final siempre sucumbo a una tertulia cafetera entre solitarios como yo.

Los dispositivos, procuro usarlos sólo cuando no hay más remedio, soy consciente de mi déficit de atención y mi tendencia a la procrastinación cuando los uso. Además, mi médico me dice que debería huir de las ondas pulsadas de las redes inalámbricas, ¿será verdad que deberían limitar su uso en las escuelas?

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Cámaras de fotos hispter y Geek. Imagen: Blanca Rodríguez-Nogueras Candau

El geek

Lo primero que hago cuando me levanto es dar los buenos días en Twitter, Facebook, Pinterest y los 4 grupos de Whatsapp que mantengo vivos. Los domingos leo noticias en menéame y me gusta el concepto de democratizar las noticias meneando unas cuantas.

Cuando voy a un restaurante nuevo estoy pensando en lo que voy a escribir en la reseña de Tripadvisor, después de geolocalizarlo en Foursquare y subir alguna foto de la comida a Instagram. La gente dice que así lo disfruto menos, pero es porque no han probado la maravillosa experiencia de compartir tu vida, el reconocimiento de los demás expresado en forma de me gusta o retweet es más excitante que el Hendrik’s con QTonic, pizca de pimienta negra y rodaja de pepino que me estoy tomando.

Soy el primero en enterarme de lo que ocurre en el trabajo, mi email a veces parece un chat. Antes era de darle compulsivamente a F5 para refrescar los nuevos mensajes pero ahora me llega la notificación al móvil en cuanto recibo un mensaje nuevo.

No tengo que decidir la música que escucho, la elige Spotify por mí. Recientemente me he comprado una GameBoy para componer mi propia chip music. Grabo todo concierto al que voy, conferencia a la que asisto. Cuando voy de viaje, lo fotografío todo. Mi disco duro es una copia de seguridad de los recuerdos que mi cerebro no es capaz de retener.

Nerd Pride

«Nerd Pride / Orgullo Nerd «. Foto: Adolfo Plasencia

Nota al margen:  Los Nerd, son otra ‘subcultura’ tecnologica cercana, (aunque distinta) que vale la pena añadir aquí cerca de los geek. En el MIT, muchos alumnos (y no solo alumnos, llevan sus smarphones junto a la leyenda «Nerd Pride» (Orgullo Nerd). Se autocalifican de ‘nerds’ y estan muy orgullosos de serlo. Pero no es una moda. En 1987, en la noche del ‘hack’ en el MIT se inventó una nueva señal de trafico: «Nerd Crossing» en la que se ve a un nerd de la época con un disco de ordenador flexible de 5 1/2 pulgadas (también de la época) y que era un advertencia a los conductores en el campus de que habia unos individuos (nerd) que andaban siempre pensativos (computando) y que solían, frecuentemente, cruzar la calle sin mirar antes si venia algún vehículo que les pudiera atropellar. Los nerd suelen tener mayor sentido del humor que los hipsters (cosa que estos niegan como otras tantas).

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Reconozco que a veces se me va de las manos provocando en Forocoches, pero qué bien me lo paso. Estoy deseando adquirir las gafas de Google para tener más información de forma más inmediata. Con la Wii me redimo de todas mis frustraciones: tocar la batería, cantar, bailar, hacer deporte…

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Gadgets Hipster & Geek. Imagen: Blanca Rodríguez-Nogueras Candau

Me matriculé en la UNED para no tener que asistir a clase, aprender por mi cuenta, a mi ritmo y sin excesivas obligaciones horarias. Además, en el Máster de Educación y Comunicación en Red, los profesores incentivan mucho la participación, no es como en otras universidades, que tienes que estar callado, tomando apuntes e interrumpir una clase es considerado como cuestionar al profesor.

En el futuro me veo como el Shel-bot, el robot creado por el Dr. Sheldon Cooper en la serie Big Bang Theory.

Lo curioso de todo esto es que mis amigos de toda la vida dicen que soy extremadamente tímido. Creo que los que no socializan por Internet son los verdaderos tímidos, ya que no se atreven a participar en el mundo y cambiar las cosas, no aportan, están en la caverna. Con la tecnología la vida es mejor, más social y más intensa.

Y tú, ¿Te identificas con alguno?

(para ampliar la cultura sobre la controversia Nerds vs Hipsters, ir a este link )

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La incomunicación de la comunicación ubicua

abril 25, 2014

La evolución en los usos de la tecnología ‘móvil’, sigue avanzando vertiginosa. Por una parte, surgen nuevos dispositivos mas y mas avanzados, con mejor conexión y con curva de aprendiza mas baja. Incluso la relación de los usuarios con los propios nuevos medios digitales ya en uso también cambian. Mi amigo, el profesor del Instituto de Empresa Enrique Dans publicaba hace pocos días en su blog una interesante reflexión sobre los cambios de uso en el e-mail ante el empuje de la mensajería instantánea, sobre lo que ha publicado un articulo titulado: «La mensajería instantánea se come al e-mail”, en relación a la poderosa expansión de la famosa aplicación Whatsapp. La reflexión que hace Enrique sobre el balance de la comunicación síncrona-asíncrona, y la la gestión de la intrusividad me resulta muy interesante. Sin embargo, creo que conviene entrar en el tema en las forma de uso y los objetivos del uso de la comunicación liberada del lugar. Como podemos comunicarnos ya en cualquier momento y desde cualquier lugar, ya parece no distinguirse que la comunicación tenga propósitos de ocio, de trabajo, de diversión o de necesidad instantánea ya que es algo que funciona a través del mismo dispositivo que maneja la misma persona. No sólo es importante el balance de la comunicación síncrona-asíncrona que comentaba Enrique, es también decisivo cómo vamos a manejar esta hibridación entre trabajo/ocio; acciones de comunicación de la vida personal versus acciones de la vida profesional.  Y habría que reflexionar sobre otros tipo de intrusividad concreta…. por ejemplo, al usar el móvil en casa, para gestionar asuntos del trabajo… ¿la comunicación de lo ‘profesional’ es algo ‘intrusivo‘ para la vida familiar?,  y trasladado el tema al entorno de la educación, ¿los mensajes de whatsapp que que tratan de temas de cotilleo entre amigos reciben o intercambian alumnos de una clase mientras están dentro de un aula, en la que esta teniendo lugar una clase, ¿es algo negativamente intrusivo para el acto docente de esa clase? ¿pueden hacerse usos de aprendizaje de esa tecnología dentro de la clase, evitando sus inconvenientes? Parece que la gestión de este tipo de intrusividad entre ocio/trabajo no está resuelta. Y las normas para resolverla ¿debe haberlas, o son cosas de la ‘autoregulación’ propia del respeto que pueda tener el alumnado hacia el profesor? ¿Es cosa de que sea el profesor o profesora quién dicte las normas de uso de la tecnología de conexión ubicua dentro del aula? ¿O debe dictar la dirección las normas y los tipos de uso de los dispositivos dentro del centro educativo? Surgen multitud de preguntas que responder.

Bansky G abril 2014 500 pxLa pintura «Mobile lovers», que el famoso grafitero Bansky dejó pintado hace poco en la calle Clement Street de Nueva York

En la vida personal, el empuje de la conexión ubicua también causa su efecto. Y esos efectos estan pasando a debatirse socialmente porque ocurren tan a menudo que no se pueden negar. Hasta el famoso artista de la calle y grafitero Banksy: ha denunciado e un obra en Nueva York lo que aparece como la ‘comunicación de la incomunicación’ de los smarphones en una pintura llamada «los amantes del móvil (Mobile lovers)», que el periodista Christopher Hooton en el diario The Independent descríbe así: «la pintura muestra esta luz artificial que vuelve notablemente fantasmagórica la escena, con una sombra de autismo sobre los protagonistas, que prefieren revisar por enésima ocasión sus mensajes de redes sociales a disfrutar del momento que comparten». ¿Calificar de ‘autistas’ a los jóvenes amantes, está en lo que muestra la propia pintura o es una interpretación de la generación anterior que no usó smartphone en todo momento y todo lugar? Quizá los jóvenes y nativos digitales poseen o están desarrollado unas habilidades adaptadas a un mundo de creciente comunicación ‘ubicua’ que quienes no las tuvieron y no las tienen, no acaban de asimilar.

Sin embargo, no todos los adultas piensan lo mismo. Henry Jenkins, fundador  y director del Comparative Media Studies Program en el Massachusetts Institute of Technology , hoy profesor de  Communicación, Periodismo, y de Artes Cinematicas en  la Universidad del Sur de California, piensa que  esas habilidades ya se pueden definir y las formuló como una nueva misión de la educación y su aprendizaje : «Si fuera posible definir la misión general de la educación, se podría decir que (hoy) su propósito fundamental es asegurar que todos los estudiantes se beneficien del aprendizaje de una manera que les permitan participar plenamente en el entorno público, la comunidad creativa global y la vida económica». Para ello definió las once habilidades que va a resultar imprescible dominar a los jovenes, -ya también a los no tan jóvenes-, de cara a su vida del futuro inmediato en un mundo dominado por la cultura de los nuevos medios digitales y sociales (New Media Culture). Estas once habilidades/capacidades (skills) para actuar intelectualmente de forma ‘ubicua’ mas allá de la distancia física, son:

  • Play/Jugar/Participar >  experimentar con lo que nos rodea como una forma de resolución de problemas.
  • Performance/Actuación >  adoptar identidades alternativas para el propósito de la improvisación y el descubrimiento.
  • Simulación >  interpretar y construir modelos dinámicos de los procesos digitales en la vida y el mundo real.
  • Apropiación > probar distintos significados y remezclar contenidos de los medios digitales.
  • Multitasking/Multitarea/Multifunción > explorar el propio entorno y el cambio de enfoque según sea necesario para detalles significativos.
  • Cognición Distribuida >  interactuar de manera significativa con las herramientas que amplían capacidades mentales.
  • Inteligencia Colectiva > compartir conocimientos y comparar ideas con otros hacia una meta común.
  • Judgement/Análisis objetivo > evaluar la fiabilidad y credibilidad de la información diferente fuentes.
  • Navegación Transmedia > seguir con certeza el flujo de las noticias e informaciones a través de múltiples modalidades y medios digitales.
  • Networking/trabajo en red > la capacidad de buscar, sintetizar y difundir información.
  • Negociación > la capacidad de viajar a través de las diversas comunidades, discernir y respetar múltiples perspectivas, avanzar siguiendo normas alternativas.

Estas habilidades, según Jenkins vas a ser necesarias para desenvolverse con soltura en los usos profesionales de los nuevos medio digitales y por ello propone usarlos en la educación. Eso casi nadie lo duda ya de que es necesario. Y hay muchas preguntas sobre cómo integrarlas en nuestro inercial mundo educactivo.

Somos, en general todos nosotros muy inerciales y miméticos en el uso la tecnología y parecemos convencidos que todos lo usuarios actúan igual que nosotros con las tecnologías que usamos, cuando en realidad hay, en la tantas formas de usar la tecnología como usuario dada la enorme diversidad de las formas de cognición humana. También ocurre que el entusiasmo que provoca el poder usar la tecnología de forma que nunca han sido posible antes puede hacer que se use como una moda, al estilo hipster, a veces como una necesidad ficticia, e incluso en algunos casos convertirla en un fin en sí mismo, en lugar de un medio para obtener un propósito. Hay mucho que debatir. Espero vuestros comentarios.

Tecnologia intrusiva 500pxEn la foto, un adulto que parece resignado ante el entusiasta uso omnipresente de la parafernalia tecnológica por las jóvenes.