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Mi huella digital. Cómo gestionamos nuestra identidades digitales. Mi ‘Yo’ y mi Avatar

marzo 13, 2017

Hace pocos años se puso de moda el concepto de “Huella de Carbono” para promover la idea de la conciencia ecológica en la gente, ofreciendo y publicando datos sobre el impacto que la actividad humana en sus diversas formas de producción deja en el ecosistema planetario. Una forma impactante de mostrarlo es la de ofrecer datos sobre lo que la ‘fabricación’ de algo que hacemos aporta en CO2 a la atmósfera que tiene que ver con el calentamiento global y el cambio climático.

Eso se relaciona con la ‘huella de carbono’, de ése algo. Según  Wikipedia: “Se conoce como huella de carbono a «la totalidad de gases de efecto invernadero (GEI) emitidos por efecto directo o indirecto de un individuo, organización, evento o producto» . Tal impacto ambiental es medido llevando a cabo un inventario de emisiones de GEI o un Análisis de ciclo de vida según la tipología de huella, siguiendo normativas internacionales reconocidas, tales como ISO 14064, PAS 2050 o GHG Protocol entre otras. La huella de carbono se mide en masa de CO2 equivalente. Una vez conocido el tamaño y la huella, es posible implementar una estrategia de reducción y/o compensación de emisiones, a través de diferentes programas, públicos o privados”. Es decir que la ‘huella de carbono’ podría dar una idea del impacto sobre la atmósfera que tiene el hagamos una determinada cosa, dentro del medio ambiente en que vivimos. En un suplemento sobre Innovación en el que colaboro, ya hace unos años, colocamos ya hace tiempo en portada como único motivo gráfico la ‘huella’ de carbono que generaba el crear y editar dicha publicación desde el escribir los textos, pasando por todo el proceso de edición hasta la impresora en la rotativa y la distribución a los kioscos. Esta fue aquella portada:

Portada huella de carbono Innovadores

La idea era que el lector tomara conciencia al leer el suplemento ese día, de que cada cosa que hacemos deja su huella en la naturaleza. En el interior en un reportaje estaba explicado la aportación de cada una de las fases de fabricación del suplemento.

Quiero utilizar esta metáfora de la ‘huella de carbono’ para que caigamos en la cuenta de que lo mismo ocurre, -en otro orden de cosas, naturalmente, no en la ecología sino en relación a la ‘Economía de la presencia’ (valores de la presencia) en la red-, con toda nuestra actividad en todos los procesos de la digitalización que tienen que ver con cada un@ de nosotr@s. Un aspecto importante de ello lo integran los ‘rastro’s que dejamos  de nuestra presencia digitalizada en Internet, por ejemplo. En todo lo que hacemos en Internet nuestra ‘presencia’ virtual deja ‘huella’. Una huella que gracias a las ‘search tecnologies’  (‘tecnologías de busqueda’) se puede encontrar. Es decir, para bien o para mal, casi todas nuestras huellas digitales (si no están encriptadas) se pueden ‘rastrear’. Ese es un aspecto de la actividad virtual que no tenemos en cuenta y que tiene hoy, o puede tener en el futuro, muchas consecuencias para cada uno o cada una de nosotros. Deberíamos ser mucho mas conscientes de ello y tener en cuenta que nuestras acciones de internet nos pueden favorecer (si nuestra presencia en internet la gestionamos adecuadamente) o perjudicar, según lo que hagamos. Hay quien ha tenido que dimitir de su cargo por una sola frase publicada en twitter, o por publicar sus fotos en una Web. Hay casos muy conocidos de dimisiones e incluso capturas de delincuentes que la policía ha podido localizar gracias a la huella digital que han dejado en Internet. Deberíamos se conscientes de que las cosas que escribimos y publicamos en la red están ligadas mediante el software el Big Data que gestiona en el Internet social nuestra identidad digital que es ‘buscable’, y ‘rastreable’ (o susceptible de ‘tracking’ o ‘monitorización‘, ‘visible a la tecnologías de Dead reckoning que es un concepto de viene el argot náutico, -‘navegación por estima’ y que también se esta aplicando ahora en Inteligencia Artificial y en robótica-. Sabido es que si tenemos activado el GPS o la ‘geolocalización‘ de nuestro smarthone, los registros de nuestros movimientos puede ser rastreados, grabados y almacenados.

Nuestro Avatar

Hay un aspecto importante en relación a nuestra ‘huella digital’, es cómo queremos (gráficamente) que aparezca reflejada o representada en la comunicación virtual que se produce a través de la red. Normalmente ya es un hecho común que la identidad digital suele llevar una foto o una representación gráfica alegórica o avatar (elegida o no), junto al nombre de cualquier usuario. EstoObviamente, las personas no se relacionan con los demás de la misma manera en los distintos ‘lugares’ que lo hacen ni la relación es la misma aunque las personas sean las mismas. Los mismos compañeros de trabajo no se relacionan igual en una reunión dentro del trabajo, que tomando un café después de salir de la oficina. Es decir, que aunque en el mundo físico solemos presentarnos con la misma identidad, gestionamos de forma diferente, con comportamientos diferentes según el contexto de la interacción social.

En la relación entre personas a través de medios digitales, la comunicación humana necesita tener al menos una hipótesis o una cierta ‘precognición’ sobre la identidad de quien va a recibir el mensaje que enviamos, de la misma manera que quien lo recibe tendrá una hipótesis sobre quien el que se lo envía. Necesitamos, de alguna manera poner ‘cara’ a quien está en el otro lado de los procesos d e comunicación virtual en los que estamos involucrados.Es decir que la presencia virtual necesita soportarse en una representación de la identidad. También cuando participamos en una comunidad virtual del tipo que sea, por ejemplo una red social o un escenario de un ciberjuego colectivo en red, lo primero que hay que hacer para pertenecer a la comunidad virtual de que se trate, es describir nuestra identidad en un perfil, con datos y texto (presentación alfanumérica) y añadir una foto o gráfico que ‘nos representa’, es la parte mas visible de nuestra ‘representación virtual’. Mucha gente prefiere en lugar de una foto real poner una imagen ficticia que hace de representación (‘avatar’) de la identidad.  En un anuncio de Coca Cola de hace unos años se describía como serían las escena de la vida cotidiana si cada cual pudiera cambiar su aspecto físico en la vida cotidiana al modo en que cambia las auto-representaciones representaciones visuales en la red. Es como si cada persona adoptara a voluntad en el mundo real, según su preferencia momentánea, el cómo mostrarse a sí mismo/a ante los demás igual que se hace en el mundo virtual (en el que una persona puede tener, al tiempo, múltiples identidades virtuales.  Era algo así como ‘en el mundo virtual casi nadie es lo que parece’, es decir , no tiene nada que ver a como se le ve en el mundo físico. Estas son algunas imágenes:

MI yo y MI AVATAR

El vídeo sobre la irrupción de ‘avatars’ en el mundo físico, como anuncio, es muy divertido:

https://youtu.be/Kwke0LNardc

Todo parecía un videojuego de gran estética. Pero la cosa cambia si tenemos en cuenta, que las identidades digitales que gestionamos para nuestra diferentes propósitos vitales, que lo digital y lo virtual, también se usan para trabajar, para educación, para el comercio o la salud e incluso para cuestiones legales. De ahí la importancia esencial de la firma electrónica en la gestión de la identidad digital, sobre todo en estos tiempos de ‘posverdad‘ (mentira emotiva o truthiness) también llamada en política ‘verdad alternativa‘. Suplantar una identidad digital en algunos caos puede ser incluso un delito.  Y entonces surgen multitud de preguntas y de cuestiones sobre la identidad en el medio virtual donde cualquiera en lugar de su aspecto físico puede adoptar una representación de su identidad a voluntad que no tiene que coincidir con su aspecto fisco real. Incluso se puede inventar varias identidades distintas representadas digitalmente y usarlas según desee. Hay persona que usan en cada entorno virtual un avatar o aspecto visual distinto e incluso ha quienes están participando con varias identidades simuladas distintas a la vez.

La gestión de la identidad y de la auto-presentación digital para usarla en la ‘precognición’ inicial en comunidades virtuales merece una seria reflexión. Me gustaría que los alumnas y alumnos de esta asignatura analicen los datos e información sobre sí mismos que han publicado en su auto-presentación en Alf para relacionarse virtualmente con el resto de la comunidad de la UNED. Con esa información en principio es con la que los otros miembros va a tener una idea previa sobre su identidad y sus ‘características’ personales de tipo intelectual. Después ya se irá asociando esa identidad a su comportamiento para ver qué encaja en nuestra precognición sobre el otro’ con quien nos relacionamos virtualmente y qué hemos de corregir sobre cómo pensábamos a priori que eran cada uno de los otros. El tema del que hablo no es un tema trivial hoy en día. Y la ‘cultura’ en torno a la gestión de identidades digitales es una nueva habilidad muy apreciada en las empresas que se desenvuelven el el mercado global y también debería serlo en las universidades más avanzadas y en sus espacios y ecosistema de aprendizaje on-line.

Este de abajo es un ejemplo de auto-presentación digital. Se trata de la información que el alumno de ‘Ciencias de la Tierra’ (Environmental Engineering), del MIT Paul Welle, (hoy estudiante de doctorado en Carnegie Mellon University) publicó al inicio de su participación en el MITUPV EXCHANGE, un proyecto por el que pasaron finalmente 4.600 alumnos, la mitad españoles ( y algunos casos de alumn@s Erasmus de universidades europeas) y la otra mitad, alumn@s todo tipo de ingenierías o postgrados del MIT. Paul usa para auto-presentarse como avatar una foto suya pequeña de vacaciones y centra su presentación en el texto. Paul usa menos de 140 palabras para auto-definirse, con gran eficacia; y, como los demás compañeros de clase eran alumnos primerizos de español, de ahí las imperfecciones en su redacción del español, a pesar de las cuales ‘se le entiende todo’. Me parece un muy buen modelo de auto-presentación para una comunidad virtual. Es un alumno de EE.UU. cuyo español esta en proceso de mejora y de ahi algunos giros lingüísticos pero se le entiende perfectamente. Vale la pena leerla con calma. (puedes ‘clickear’ sobre la foto para ampliarla leerlo cómodamente).

También para amplia la imagen, clickear aqui > +AMPLIAR

ALUMNO DEL MIT que quiere cambiar el mundo UNED Okp

Y, por otra parte, esa habilidad de hace una buena gestión de la identidad digital debería enseñarse tanto en enseñanza primaria, como media o superior explicando tantos sus ventajas y pros como su contras o peligros por las consecuencia de una mala gestión. Yo creo que esta habilidad debe, aunque en alguna forma esta implícita en las 11 habilidades, que definió el profesor Henry Jenkins  para desenvolverse con soltura en los nuevos medios digitales, -de ellas y del profesor Jenkins, -fundador del Comparative Media Studies, del MIT-,  hablaremos más adelante en esta asignatura-. Y, por supuesto es una de las cuestiones básicas de la alfabetización digital (digital literacy). Y también va a serlo en la dinámica educativa, en el aprendizaje y también en la vida ciudadana de hoy y del proximo futuro

En resumen, la buena gestión de la propia identidad en modo digital y su huella en el universo digital es una habilidad que hoy, y de cara al futuro, considero esencial. Y sobre todo lo es en el mundo de la educación en el que, de forma creciente, el componente virtual es más y más importante y, además. un tema que está por analizar y reflexionar por la mayor parte de los usuarios de Internet, es decir, por parte de casi todos nosotros.

Este post propone una reflexión sobre ello. Espero vuestros comentarios.